´´Cuando entro a la casa de alguien, lo primero que hago es chusmear su biblioteca. No espero nada, más bien me paseo a ver qué encuentro, a ver si aparecen libros en común, o libros que no leí pero de los cuales quiero que me hablen. Desde hace varios años me sucede que si la biblioteca es de una mujer, están, casi sin falta, “El fin del amor” de @tamtenenbaum baum y “Putita golosa” de @luciana.peker. Y hace un tiempo también se sumó la aparición muy recurrente de “Coger y comer sin culpa” de @delmar_rv
Estos libros tienen un hilo común que me interesa y que podríamos llamar (un poco apresuradamente) el vínculo entre los feminismos y el placer (y las relaciones de amor, de cariño, de sexo y de todo lo que hay en el medio).
En esa conversación se inscribe “Feminismo vibrante” de @anarequenaaguilar , un libro que, sorprendentemente para mí, aún no se editó en Argentina. La pregunta que atraviesa el libro es cómo sintonizar una militancia feminista con el deseo propio. Ana lo dice mejor que yo:
“Pongamos nuestro feminismo al servicio de las vibraciones y del goce o pongamos las vibraciones y el goce al servicio de nuestro feminismo, hablemos de lo que nos hace gritar y de cómo lo queremos, construyamos un nuevo discurso social, pongamos en el centro los placeres. Vamos a poner el cuerpo, y no solo para la lucha. Vamos con el cuerpo y con el sudor, vamos con la saliva, con los poros que se abren, con los olores, vamos con la lengua y con el estómago, vamos con las piernas entrelazadas, con las manos que agarran y tocan”.
Por supuesto que no estoy de acuerdo con todo lo que el libro sostiene, pero todo de alguna manera me interpela y me lleva a replantearme cosas. Un efecto parecido al que me produce charlar con su autora.
Me traje de España 20 ejemplares de “Feminismo vibrante” de Ana Requena para vender en @libreriaeditorial.eca. Hasta que se edite acá, son los únicos que hay. Van a volar en pocos minutos así que no cuelguen.´´
Juan Sklar, sobre Feminismo Vibrante de Ana Requena