´´Leí “El día feliz de Charlie Feiling” por primera vez hace 15 años, en la edición de Viterbo. Según la contratapa era una historia que dos amigos escribían sobre un tercero que pronto iba a morir de cáncer. Me preparé para leer algo más bien triste y sentimental.
Fue una sorpresa encontrarme con un libro vertiginoso que no tiene absolutamente nada de sensiblero. Sí, narra el día más feliz de Charlie Feiling; sí, le queda poco tiempo de vida (en la ficción y en la realidad), pero la tarde relatada está llena de humor, de ingenio, de desmesura narrativa e incluso de liviandad. Al mismo tiempo, al terminar el libro, queda sobrevolando una sensación de tristeza real. Bizzio y Guebel lograron encapsular la pena en una historia que no es penosa, ni intenta serlo. Uno nunca diría que las elegías pueden ser irónicas, pero ésta lo es y en tanto lo es, se revela honesta. Porque el vínculo mismo de los amigos con Feiling estaba cargado de ironía, de esgrima verbal, retruécanos y delirio. Una elegía elegíaca hubiera sido una traición. La lectura fue también una revelación personal. El dolor no exige una máscara doliente y el humor no necesita que te hagas el gracioso.
15 años después de aquella lectura, contacté a la editorial para sumar el título a nuestra librería. No había ejemplares en el depósito, ni planes para reimprimirlo. Le pregunté a
@beatrizviterboeditora si tenían inconveniente en que nosotros lo reeditáramos. Le escribí a los autores y hoy podemos anunciar con mucho orgullo que “El día feliz de Charlie Feiling” de
@danielguebel y
@bizziosergio es el segundo libro de la editorial del Cuaderno Azul. Una pequeña joya literaria que merecía estar disponible para los lectores
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PD: El día en que le dimos a Bizzio y a Guebel sus ejemplares, encontraron un error en el prólogo que yo había escrito. Me comprometí ahí mismo a enmendar a mano todos y cada uno de los ejemplares de la primera tirada de “El día feliz de Charlie Feiling”. Así que ahí van: ejemplares únicos, “intervenidos” artesanalmente, de este librazo que nos damos el gusto de editar´´
Juan Sklar, sobre El día Feliz de Charlie Feiling